El 9 de agosto del 2006 teléfono replicó sin que nadie lo atendiera en la soledad de la oficina de Luis Enrique Franco, cónsul de México en Wellington, Nueva Zelanda. Hasta que la grabadora empezó a registrar, en inglés y con fuerte acento chino, la voz de Eugene Muller, gerente de Koo´s Fishing Ltd., una compañía naviera con base en Majuro, la capital de las Islas Marshall.

Muller le trataba de explicar que el barco atunero Kusskaooss, con bandera de la antigua isla de Formosa, había subido a bordo a tres pescadores mexicanos que iban en una lancha destechada de 10 metros de largo, con el motor roto, sin velas ni timón, en un punto de la Micronesia situado entre las Islas Marshall y las Islas Kiribati.

Al escuchar esto Luis Enrique Franco al igual que la mayoria de los mexicanos no daban credito a la historia que les estaban contando.