No sé vosotros pero yo, cuando necesito desahogarme, canto para mí. La música es el bálsamo que calma el ansia de las cosas nunca dichas, una nana certera que acurruca el corazón cansado. Asimismo, el baile que es puro gozo de los sentidos es el recurso más físico y eficaz que puede usarse. Bailar como una bacante en las fiestas dionisíacas o como una sutil bailarina que dibuja con sus manos en el aire el ritmo de su alma.

Por no hablar de la escritura, terapeútica catársis que me ha aliviado en muchas ocasiones las penas y me ha dado la perspectiva suficiente para aprehenderme. En un poema se ahonda en los sentimientos más profundos, sean propios o del mundo y, gracias a ese ejercicio de reflexión, se puede llegar, a veces, a conclusiones que ni uno mismo imaginaba.

En esa introspección que la poesía me brinda anida también, curiosamente, la música pues es el verso la sonoridad de la expresión del alma. Por eso adoro cantar mis propios poemas.

Hoy, gracias a mi compañero de instituto he descubierto el valor de la pintura. Yo no suelo pintar nunca. Como en “El Principito” alguien debió de decirme de pequeña que lo hacía muy mal y dejé de hacerlo. Ricardo ha sabido interpretar en mis torbellinos la fuerza y las ganas de ascender esa marea que te  envuelve y te enreda que son los sentimientos encontrados. El alivio que he sentido al plasmar con colores todo lo que sentía ha sido inmenso.

Tanto ver y gozar como crear y manifestar Arte, son dos vías de salvación al alcance de todos hoy. Se dice que la cultura nos hará libres. Por eso, procuro todos los años realizar en clase, al final de curso, unos días de talleres de poesía ilustrada con los alumnos. Para mí, todos son poetas, algunos más incipientes, otros más granados. Y todos los años descubro unos cuantos talentos únicos que, si lo quisieran, podrían dedicarse plenamente a ello. Pero el valor verdadero de esos talleres reside en que sean libres de expresar su Ser, sus inquietudes, sus emociones. Todos quedan asombrados al ver que el resultado final destila mucha verdad y sentimiento.

Desde aquí, gracias a todos aquellos que me dejaron llevarles de la mano hacia el mundo de la poesía porque nada me hace más feliz que impulsar a los jóvenes hacia un encuentro rico y verdadero con el Arte, por mucho que hoy en día intenten infravalorar la  capacidad del ser humano como animal cultural (pues somos naturaleza y también somos seres culturales).

Tema musical: Forest Walk de Alexander Nakarada | www.serpentsoundstudios.com