Edward Johnson. La voz legendaria canadiense que dirigió el Met de Nueva York. En este episodio del podcast 100 tenores de leyenda nos adentramos en la vida de un tenor que no solo conquistó los escenarios más prestigiosos del mundo sino que también dirigió uno de los teatros más emblemáticos de la ópera. Desde su Canadá natal, hasta la cúspide del Met de Nueva York, epicentro mundial del arte lírico. Esta es la historia y la leyenda de Edward Johnson. Edward Patrick Johnson nació el 22 de agosto de 1878 en Guelph, Ontario, en Canadá. Desde niño mostró aptitudes musicales, cantando como solista en el coro de su iglesia local. Su padre deseaba que fuera abogado pero afortunadamente el destino le llevó en otra dirección. En 1897, la contralto Edith Miller lo animó a mudarse a Nueva York para estudiar canto. Allí se formó con varios maestros y debutó como solista en Carnegie Hall en 1904. El gran tenor Enrico Caruso lo escuchó cantar en Broadway y quedó fascinado por su voz, fue en 1907 cuando Johnson cantaba la opereta “A waltz dream” de Oscar Strauss. En 1908, siguiendo el consejo de Caruso, viajó a Europa para perfeccionarse en Florencia con Vincenzo Lombardi. Llegado a Italia adoptó el nombre artístico de Edoardo Di Giovanni. Era habitual italianizar el nombre por parte de cantantes extranjeros poco conocidos y que querían destacar en este arte. Inició así una carrera internacional que lo llevaría a los principales teatros del continente. Su debut operístico fue en Padua en 1912 como Andrea Chénier. Pronto se convirtió en tenor principal en La Scala de Milán, donde cantó durante cinco temporadas consecutivas. En Roma, en el Teatro Costanzi, interpretó roles como Luigi y Rinuccio en el estreno italiano de Il Trittico de Puccini en 1919. En 1914, bajo la batuta de Arturo Toscanini, interpretó el papel de Parsifal en la primera versión italiana de la obra de Wagner. También cantó en Madrid, Río de Janeiro, Buenos Aires y Londres, donde debutó en Faust junto a la legendaria soprano Nellie Melba.Tras la muerte de su esposa en 1919, regresó a América. Debutó en la Chicago Opera como Loris en Fedora y permaneció allí tres años. En 1922 se incorporó al Metropolitan Opera de Nueva York, donde cantó durante trece años. Fue el primer Pelléas, de la ópera Pelléas et Melissande, del Met en 1925 y protagonizó estrenos mundiales como The King's Henchman (1927) y Peter Ibbetson (1931), ambas del compositor nuevayorkino Deems Taylor. En 1935, tras retirarse del canto, asumió la dirección general del Met, sucediendo a Herbert Witherspoon. Durante quince años, Johnson lideró la institución en tiempos difíciles como la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Fue un innovador: instauró las audiciones por radio para descubrir nuevos talentos y promovió una programación más diversa. Bajo su gestión, el Met se consolidó como referente internacional.Johnson recibió múltiples distinciones, entre ellas la Orden del Imperio Británico y títulos honorarios de universidades como Toronto y Western Ontario. En 1950 se retiró y regresó a Guelph, donde fundó el Edward Johnson Music Foundation y promovió la educación musical. Falleció el 20 de abril de 1959, víctima de un infarto, mientras asistía a un recital de ballet en su ciudad natal. Y vamos ahora con el último fragmento sonoro de este episodio. En 1928, en una transmisión especial de radio desde Canadá, Edward Johnson interpretó una de las canciones más emblemáticas del país: The Maple Leaf Forever. (La hoja de Arce para siempre).Compuesta en 1867 por Alexander Muir, esta melodía celebraba los hitos británicos en la historia de Canadá y se convirtió en una expresión vibrante del patriotismo anglófono. La voz cálida y elegante de Johnson dio nueva vida a esta canción, llevándola más allá de sus orígenes históricos para convertirse en un símbolo del orgullo nacional. Su interpretación fue transmitida por la Canadian National Railway Radio Network, y muchos la recuerdan como uno de los momentos en que la música unió tradición, identidad y emoción. Edward Johnson en “The maple leaf forever”. La hoja de arce, símbolo de unión y diversidad, resonó en cada nota bajo la voz de un tenor que, aunque recorriera el mundo entero, nunca dejó atrás sus raíces canadienses.Edward Johnson fue más que una voz excepcional. Fue un visionario que entendió la ópera como arte y como institución. Su legado vive en cada nota que resuena en el Met y en cada joven talento que encuentra su camino gracias a las puertas que él abrió. En "100 Tenores de Leyenda", celebramos no solo al artista, sino al hombre que hizo historia. Hasta aquí llegó este episodio dedicado al gran tenor y empresario del MET Edward Johnson. Os esperamos en próximos episodios que nos llevaran a descubrir nuevas leyendas del canto tenoril. Muchas gracias.