El 6 de marzo de 1836 el ejército mexicano liderado por el general Santa Anna asaltó, tras casi dos semanas de asedio, la fortificación de El Álamo, una antigua misión española en donde se habían refugiado alrededor de 150 rebeldes texanos, muchos de ellos colonos estadounidenses, que meses atrás habían comenzado una sublevación contra el gobierno mexicano para lograr su independencia. México, que se había declarado estado soberano 15 años antes, no estaba dispuesto a segregar su territorio. Los independentistas texanos habían ganado la batalla de San Antonio de Béjar a finales de 1835, pero en esta ocasión no pudieron aguantar ante un ejército enormemente superior a ellos.