En el Ashtanga Yoga Terapéutico que practicamos, las asanas que inician las vinyasas son los guerreros. Esto es así dado que debemos templar nuestra fuerza interior. A veces esta fuerza está debilitada por nuestras inseguridades, por nuestro entorno tóxico, o por no saber cómo regular dependiendo de las circunstancias los matices de la energía interior.
En Ashtanga Yoga Terapéutico aprendemos a tratar a la realidad misma con aceptación y ecuanimidad. El verdadero guerrero no trabaja para cambiar a los otros sino para desarrollar virtudes internas, poder interior y sabio manejo de su poder.
🙌🏼 Virabhadrasana I
La confianza se va aprendiendo desde el cuerpo, que tus piernas te sostengan, que tus brazos sientan la fuerza y la determinación para actuar, que tu corazón madure desde el trabajo interior con tus emociones, hacia la conquista de la ecuanimidad compasiva.
🦋 Virabhadrasana III
Sobrevolar los obstáculos siendo testigos de nuestras fuerzas y debilidades no es fácil. Para ello los equilibrios nos enseñan la concentración, dharana, un tipo dinámico de meditación, mientras tu mente se va aquietando de sus torbellinos, vrittis, según Patanjali, recobrando el eje sagrado en la médula espinal, sushumna Nadi.
🤍 Virabhadrasana II
Por ello aprendemos a observar las vasanas , las reacciones y condicionamientos internos que nos conducen a las acciones erróneas de la mente y a generar un ciclo de sufrimiento que no cesa jamas.
💪🏼 Virabhadrasana IV
Aprender desde el cuerpo es el primer paso para domar la mente, observar nuestra respiración es contemplar la agitación de tus emociones y vasanas, mediante los pranayamas y los estados de equilibrio físico, para que el prana se dirija hacia el centro de la voluntad. Tener a prana dentro de tu cuerpo, es empezar a conquistar tu energía interior.
Observar la realidad no es fácil, esto se logra con la meditación, incrementando al purusha, al testigo amable y sabio que todos tenemos en el centro del corazón y abrirnos camino desde esa visión transpersonal, para actuar en el mundo desde la presencia y acción conscientes.
Un fuerte abrazo yogui.
Lic. Adriana Paoletta.