El agua nos conecta a nuestro mundo emocional. Desde esas primeras aguas que experimentamos a través del útero materno, que le dan el inicio al viaje de la vida.
Agüitas oscuras pero cálidas y calmas, que representan la conexión con nuestra madre, nuestro primer vehículo humano, nuestra pertenencia y nuestras raíces, el primer amor o desamor, la aceptación o el rechazo, la herencia emocional de nuestro linaje.
Conforme vamos creciendo el mundo místico de las emociones se expande y empezamos a experimentar todo tipo de sensaciones. Algunas emociones las alcanzamos a entender y a nombrar, más hay tantas que surgen desde lo más profundo de nuestro ser que no entendemos ni siquiera porque están. Es así, como empezamos a experimentar la parte mas oscura de quien somos, esa parte que se revela de repente y sobre la que no tenemos control. Solo se aparece, y puede ser cruel y destructiva, amarga y fría, dura o revoltosa. Pero a su vez nos muestra la otra cara de la verdad de esa totalidad que somos.
Sin embargo, el agua también nos lleva a conectar con la parte más honda de nuestro mundo emocional. La que abraza nuestro mundo espiritual y que nos recuerda que somos parte de algo aún más grande y misterioso, donde existe nuestra intuición, donde lo visible se disipa de lo invisible, donde vemos la verdad a través de la ilusión, dejando de ver la separación de un mundo con otro para finalmente comprender que todo es lo mismo, y la vida no es más que un juego, un laberinto, para descifrar en qué consiste y poder salir de éste hacía la más vibrante luz.
Como ves el agua es un canal que se navega, como si fuera un río, te deslizas por el agua maternal, te revuelcas en sus rapidá y feroces aguas, hasta que alcanzas la maestría de reconocerlas como parte de quien eres y te dejas de perder en ellas. Entonces el agua te toma y te lleva al fondo en el que te revela la verdad del juego, esa verdad que todos llevamos dentro, más no recordamos, y se alcanza con el dominio y la maestría emocional. Ahí todo se visibiliza, recuperamos la memoria, tomamos nuestros regalos y los usamos para trascender el juego.
El viaje de la vida a través del agua. Es el viaje del amor, del conocimiento y de la maestría. El ser que logra descifrar esto adquiere regalos exclusivos del agua, como soltar, fluir, transmutar, y desembocar de nuevo en el gran vacío, en el todo que somos. Veamos entonces qué representa este elemento en nuestra vida, desde dónde lo experimentamos, cuáles son los procesos del agua en nuestro interior y cómo podemos fluir y adaptarnos a la vida, de la mano de ese poderoso y alquímico maestro: el agua.
Participamos: angélica de @viaje_de_una_mariposa, clau de @despertaresencialmente, isa de @consientia_, lis de @andinaastral
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