"[P]or esta razón el cristiano está también libre de las preocupaciones: jamás 'indeciso', él es creyente; jamás 'inconstante', está eternamente decidido; jamás 'desalentado', siempre alegre y agradecido" (Soren Kierkegaard).
"[P]or esta razón el cristiano está también libre de las preocupaciones: jamás 'indeciso', él es creyente; jamás 'inconstante', está eternamente decidido; jamás 'desalentado', siempre alegre y agradecido" (Soren Kierkegaard).