La comisión de Jesús es que seamos instrumentos de paz, que compartamos el evangelio de amor, misericordia, bondad, gracia y perdón.

Primero el evangelio se debe impartir a nuestra familia, después a los demás.

Debemos de vivir el evangelio, no sólo hablar del evangelio. Dios espera que seamos conductos de luz, no de tinieblas.

Nadie que ha recibido a Jesús en su corazón puede permanecer callado.

El pedir a Dios no es para esperar en la inacción, más bien podemos jugar un papel más activo.

Deseamos que Dios nos escuche y responda nuestras súplicas, pero tenemos iniquidad en nuestro corazón. Primero confesemos a Dios nuestros pecados.

El Espíritu Santo intercede por nosotros. Nos ayuda a pedir como conviene, no egoístamente sino intercediendo por otros.

Dios nos ama, escucha cuando clamamos a él, debemos de creer en él.

¿Queremos saber la verdad de Dios? Esta se encuentra en la Biblia

Somos ejemplo de espiritualidad a nuestro cónyuge e hijos. Permitamos que la Palabra de Dios haga una obra regeneradora en nuestra vida.