La fortaleza de una divisa es un reflejo directo de la salud económica de un país. En 2025, varias monedas han sufrido desplomes históricos por la combinación de inflación, deuda excesiva e inestabilidad política.
En quinto lugar aparece el pula de Botsuana, con una caída del 23 %. Le sigue el kyat de Birmania, que se ha depreciado un 26 %. Peor aún es el caso del franco guineano, que pierde un 28 %, y del metical mozambiqueño, con un desplome del 33 %.
Pero el caso más extremo es el del bolívar venezolano, que en un solo año se ha desplomado más de un 50 %. Estos datos muestran la fragilidad de las divisas cuando no hay confianza en las instituciones. En educación financiera, la lección es clara: la estabilidad es un activo tan valioso como la rentabilidad, y afecta de lleno a inversiones, ahorros y poder adquisitivo.