El evangelio de Marcos, a través de una parábola de Jesús, retrata nuestra historia y la de una comunidad frente a un Dios que tercamente se acerca a los hombres para compartir su amor y vida; pero los hombres no lo descubren y lo eliminan de su mundo. A quienes lo reconocen, como dice el apóstol Pedro en su segunda carta, les ofrece una fe tan preciosa que los impulsa a crecer y a ser portadores de un mensaje y testimonio que planifica y da sentido a toda la vida. ¡Señor, que valoremos realmente el don precioso de nuestra fe en Ti!