La carta a los tesalonicenses nos plantea, desde el evangelio, el desafío de trabajar nuestra fe, profundizando en ella y dejando que nos vaya modelando a ejemplo de Cristo, solo así podremos llamarnos cristianos de verdad. El evangelio nos alerta a vivir siempre en vigilancia y con esperanza en el Reino que va surgiendo con paciencia y sencillez a nuestro alrededor, estando atentos a las señales de su presencia, así como de su ausencia, discerniendo siempre en nuestro caminar para poder animar a los demás. ¡Señor, entusiásmanos con las señales de tu Presencia!