Se nos va de ojo que estrategia, táctica y relato, por este orden, son los elementos fundamentales para conseguir cualquier objetivo político, económico, profesional o sentimental.

Un orden fundamental porque la táctica es coherente cuando responde a una estrategia, que es la que establece las reglas que fijan el sentido y objetivo de aquello que se persigue, que son ejecutadas tácticamente en función del momento. En tanto que el relato, es la narración justificativa para la galería de aquello que se dice y se hace.

Cuando este orden lógico se altera y el relato se convierte en objetivo la estrategia ésta pierde sustancia y se simplifica, porque no puede desarrollarse en función de las circunstancias; y la táctica desaparece al carecer de una guía de acción definida. A partir de ahí se abre el camino a un discurso disfuncional y caótico, en el que el relato es el que define la estrategia adaptando, tergiversando, modificando, falseando la realidad que acopla a un objetico simple que, progresivamente, se va alejando de la realidad y que llega, si hace falta, a la mentira y a negar la evidencia. ¡Que no se te vaya de ojo!