Ocurrirá que si obedecemos la voz del Eterno, no debemos buscar las bendiciones, sino que las bendiciones nos alcanzarán si guardamos toda la Toráh del Eterno con amor. Pero, si nos guardamos la Toráh del Eterno con amor, entonces las maldiciones nos alcanzarán, no solo las que están en la Toráh, sino que aún las que no están escritas en la Toráh.