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En esta entrevista para Encuentros, el espacio para hablar de espacios, el diseñador José Manuel Ferrero, fundador y director creativo del estudio Estudi{H}ac, comparte su visión íntima y profunda sobre el proceso de creación, el oficio del diseño y las claves que definen su manera de trabajar. Con más de dos décadas de experiencia en el desarrollo de producto e interiorismo, Ferrero nos invita a conocer no solo los entresijos técnicos del diseño industrial, sino también la sensibilidad narrativa y estética que imprime en cada proyecto.
La conversación arranca con una anécdota reveladora: cómo transportar físicamente una maqueta de un sofá a escala 1:1 llegó a ser todo un reto logístico, pero necesario para transmitir con claridad la idea al cliente. Para Ferrero, presentar un diseño en físico es fundamental: ver, tocar y dialogar con un objeto cambia radicalmente el tono de las reuniones.
Su metodología arranca con un briefing inicial, seguido de un proceso de aislamiento creativo donde comienza a construir ideas a partir de referentes reales y emocionales. Es conocido por vincular sus diseños a objetos cotidianos, como dedales, copas de balón o alfileres, y transformarlos en piezas con identidad propia. Lejos de ocultar sus referencias, Ferrero defiende con honestidad ese ejercicio de traducción del mundo real al lenguaje del diseño. Cada pieza tiene su origen, su historia y un porqué, y eso —más allá de la estética— le da profundidad y coherencia al conjunto de su trabajo.
Pero no todo queda en el plano conceptual. Ferrero insiste en la importancia de desarrollar bien la parte técnica, en trabajar junto con los equipos de ingeniería de las empresas y en mantener la esencia original del producto a pesar de los ajustes necesarios.
Una vez que el diseño está terminado, no se suelta: su estudio se involucra también en la dirección de arte, la estrategia de comunicación, la fotografía de producto y hasta el montaje en ferias. Para él, todo el proceso es diseño, desde el primer trazo hasta la última imagen que lo representa ante el mundo.
La sostenibilidad, entendida no como tendencia sino como compromiso, también está presente en su discurso. No basta con usar materiales reciclables, sino diseñar productos que duren, que se mantengan en el tiempo, que puedan ser desmontados y reaprovechados.
En el plano más personal, se define como autoconsciente, metódico y muy exigente con el storytelling de cada proyecto. Reconoce que no empieza a diseñar si no tiene la historia bien armada, como si cada silla, cada lámpara o cada espacio fueran capítulos de un relato más grande. Confiesa que tiene cientos de ideas anotadas, guardadas en carpetas físicas y digitales, que a menudo rescata años después para darles una nueva vida. El archivo personal como semillero de futuros.
También recorremos aspectos como su visión sobre las redes sociales —que considera importantes para la visibilidad, pero no sustituyen la consistencia del trabajo bien hecho— y su participación en ferias y eventos, donde se equilibra la creación con la exposición pública.
Uno de los momentos más reveladores de la charla es cuando recuerda su colaboración con Toyota, donde aprendió dos cosas: la importancia de la confidencialidad y la necesidad de tener paciencia. Son lecciones que han reforzado su filosofía de no hablar de lo que está en proceso, sino dejar que el lanzamiento sea la verdadera celebración.
Ferrero también habla de sueños: diseñar un hotel íntegramente con el sello de Estudi{H}ac. Sin perder de vista su raíz en Valencia, aspira a seguir colaborando con marcas míticas y expandiendo el lenguaje propio que su estudio ha construido con tanto cuidado.
Una conversación honesta y luminosa con un diseñador que cree en el poder de las ideas, pero también en el valor de ejecutarlas con precisión, sentido y emoción.
En esta entrevista para Encuentros, el espacio para hablar de espacios, el diseñador José Manuel Ferrero, fundador y director creativo del estudio Estudi{H}ac, comparte su visión íntima y profunda sobre el proceso de creación, el oficio del diseño y las claves que definen su manera de trabajar. Con más de dos décadas de experiencia en el desarrollo de producto e interiorismo, Ferrero nos invita a conocer no solo los entresijos técnicos del diseño industrial, sino también la sensibilidad narrativa y estética que imprime en cada proyecto.
La conversación arranca con una anécdota reveladora: cómo transportar físicamente una maqueta de un sofá a escala 1:1 llegó a ser todo un reto logístico, pero necesario para transmitir con claridad la idea al cliente. Para Ferrero, presentar un diseño en físico es fundamental: ver, tocar y dialogar con un objeto cambia radicalmente el tono de las reuniones.
Su metodología arranca con un briefing inicial, seguido de un proceso de aislamiento creativo donde comienza a construir ideas a partir de referentes reales y emocionales. Es conocido por vincular sus diseños a objetos cotidianos, como dedales, copas de balón o alfileres, y transformarlos en piezas con identidad propia. Lejos de ocultar sus referencias, Ferrero defiende con honestidad ese ejercicio de traducción del mundo real al lenguaje del diseño. Cada pieza tiene su origen, su historia y un porqué, y eso —más allá de la estética— le da profundidad y coherencia al conjunto de su trabajo.
Pero no todo queda en el plano conceptual. Ferrero insiste en la importancia de desarrollar bien la parte técnica, en trabajar junto con los equipos de ingeniería de las empresas y en mantener la esencia original del producto a pesar de los ajustes necesarios.
Una vez que el diseño está terminado, no se suelta: su estudio se involucra también en la dirección de arte, la estrategia de comunicación, la fotografía de producto y hasta el montaje en ferias. Para él, todo el proceso es diseño, desde el primer trazo hasta la última imagen que lo representa ante el mundo.
La sostenibilidad, entendida no como tendencia sino como compromiso, también está presente en su discurso. No basta con usar materiales reciclables, sino diseñar productos que duren, que se mantengan en el tiempo, que puedan ser desmontados y reaprovechados.
En el plano más personal, se define como autoconsciente, metódico y muy exigente con el storytelling de cada proyecto. Reconoce que no empieza a diseñar si no tiene la historia bien armada, como si cada silla, cada lámpara o cada espacio fueran capítulos de un relato más grande. Confiesa que tiene cientos de ideas anotadas, guardadas en carpetas físicas y digitales, que a menudo rescata años después para darles una nueva vida. El archivo personal como semillero de futuros.
También recorremos aspectos como su visión sobre las redes sociales —que considera importantes para la visibilidad, pero no sustituyen la consistencia del trabajo bien hecho— y su participación en ferias y eventos, donde se equilibra la creación con la exposición pública.
Uno de los momentos más reveladores de la charla es cuando recuerda su colaboración con Toyota, donde aprendió dos cosas: la importancia de la confidencialidad y la necesidad de tener paciencia. Son lecciones que han reforzado su filosofía de no hablar de lo que está en proceso, sino dejar que el lanzamiento sea la verdadera celebración.
Ferrero también habla de sueños: diseñar un hotel íntegramente con el sello de Estudi{H}ac. Sin perder de vista su raíz en Valencia, aspira a seguir colaborando con marcas míticas y expandiendo el lenguaje propio que su estudio ha construido con tanto cuidado.
Una conversación honesta y luminosa con un diseñador que cree en el poder de las ideas, pero también en el valor de ejecutarlas con precisión, sentido y emoción.