103 – El Rey entre los inicuos
Marcos 15:21-41
“Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz. Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera. Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó. Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno. Era la hora tercera cuando le crucificaron. Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDÍOS. Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda. Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos. Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz. De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le injuriaban. Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías. Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle. Mas Jesús, dando una gran voz, expiró. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.”
1.Camino al Gólgota fue ayudado a llevar su pesada cruz porque ya había perdido fuerzas por todo lo que había sufrido. Desde el momento que oró para pedir la ayuda de Dios, el desvelo de un juicio muy largo e injusto, los maltratos y vejámenes aquí y allá, a más de los azotes; todo esto había debilitado a Jesús.
2.Despojado de sus vestidos, fue clavado y colgado. No quiso recibir ninguna sustancia que aliviara el dolor, porque necesitaba enfrentar el dolor del castigo completo, por eso rechazó el “vino mezclado con mirra”.
3.“EL REY DE LOS JUDÍOS… fue contado con los inicuos”, como si fuera uno de ellos; pero estaba en el centro de ellos, y tomó mi lugar. ¡Yo debía estar allí!
4.No contento con ello, sus enemigos seguían burlándose, lanzando palabras de menosprecio; hasta el incrédulo malhechor lo desafío a mostrar su poder: “Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.” (Lc. 23:39)
5.En el momento más oscuro del día, cuando el cielo mostraba su dolor, el mismo Señor clama al Padre que no lo deje, porque sintió la separación del Santo Dios que no podía mirar el pecado que el Hijo llevaba por todos nosotros.
6.“Dando una gran voz, expiró”. Sus últimas palabras fueron: “Consumado es” (Jn. 19:30). Todo se había cumplido. Ya no más sufrimiento, ya no más dolor ni angustia; había terminado todo tal cual la voluntad del Padre. El pago del pecado fue hecho, ahora ya se había conseguido la posibilidad de la reconciliación del hombre con Dios. (2 Co. 5:19)
7.El “velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo”, ya no había separación entre Dios y aquellos quienes creerían en el Redentor (He. 10:19-22). Ahora todos podemos entrar confiados en la presencia de nuestro Dios por medio de la fe en la sangre del Cordero.
8.Ahí se consumió derrota contra satanás y sus demonios,...