EL PODCAST DE #DEDOSENDOS

Evangelio Diario 16 de Septiembre


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16 Septiembre

Santos Cornelio y Cipriano

1 Timoteo 3, 1-13: “Que el obispo y los diáconos sean irreprochables”

Salmo 100: “Danos, Señor, tu bondad y tu justicia”

San Lucas 7, 11-17: “Joven, yo te lo mando: Levántate”

Al escuchar este evangelio se me hace imposible no recordar la cantidad ingente de

viudos, viudas, padres y madres que en medio de esta violencia estúpida han perdido

un ser querido. Si la muerte de por sí ya trae consigo una carga de duelo e

incomprensión, la muerte violenta, muchas veces “como daño colateral” o “como

víctima inocente”, o las personas desaparecidas, nos producen un sentimiento de

impotencia y de indignación que nos aturde y nos deja sin fuerzas para continuar

viviendo. ¿En dónde está Jesús en esos momentos? Ciertamente está al lado de las

víctimas, camina junto al féretro acompañando a la viuda, se une a las lágrimas del

dolor de los pequeños y asume como propios los sentimientos del pobre. Lo imagino

caminando junto a cada familiar, junto a cada hermano o hermana que han quedado

solos, para Él no hay víctimas desconocidas, ni que se pierden en el anonimato. A

cada persona que sufre, aunque no cuente para las cifras oficiales o no tenga eco en

las noticias, Jesús lo acompaña en su dolor y lo asume como cruz propia. Quisiera que

hoy escucháramos todos esas palabras que nos pueden consolar: “El Señor la vio, se

acercó a ella y le dijo: ‘No llores’”. El Señor no es sordo ni indiferente a todos nuestros

sufrimientos. En este mismo momento nos mira, se acerca a nosotros y quiere

consolarnos. Es cierto, que nosotros quisiéramos escuchar las mismas palabras que le

dice al joven sin vida cuando se acerca al ataúd: “Joven, yo te lo mando: ‘Levántate’”.

Y yo siento que hoy también nos está diciendo que nos levantemos, que no podemos

vivir postrados por el miedo, por la indiferencia o por la apatía frente a las situaciones

tan tensas. En estos momentos debemos sentir la cercanía de Jesús y saber que

también, como a nosotros, se le parte el corazón. Hagamos nuestra su oración al

Padre y hagamos nuestro también su gesto de cercanía y compromiso. El salmo de

este día se hace eco de nuestras necesidades: “Danos, Señor, tu bondad y tu justicia”.

Es un grito que elevamos con fe, pero también es el compromiso, como dice el salmo,

de proceder con recta conciencia, de no ocuparse de asuntos indignos y de aborrecer

las acciones criminales. Es momento de poner un alto al ambicioso y al altanero, de no

soportar corrupciones, mentiras y difamaciones. Tendremos que seguir el camino de la

verdad y de la justicia. México puede y debe levantarse. Jesús mismo nos lo dice,

igual que al joven. Nos levantaremos con oración, con justicia, con rectitud y con

trabajo.

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EL PODCAST DE #DEDOSENDOSBy DeDosEnDos Comunidad Digital De Evangelizacion