La cadena cárnica tuvo un año muy complejo. Por un lado, tras un dinamismo extraordinario en 2022, la demanda internacional tuvo un freno marcado (sobre todo desde China), lo que se tradujo en una caída de las exportaciones de carne y de la faena. En ese marco, los precios a lo largo de toda la cadena procesaron un ajuste fuerte a la baja. Además, la sequía impactó en la producción y supuso costos más altos para la alimentación del ganado. Sin embargo, en las semanas más recientes se está observando una mayor actividad en la industria frigorífica y los precios del ganado están mostrando mayor firmeza.