Podríamos hablar de esa película donde el Rey Arturo y sus caballeros —Sir Lancelot, Sir Galahad, Sir Robin y Sir Bedevere— cabalgan sin caballos, solo con cocos que hacen clop clop, enfrentan a conejos asesinos, discuten sobre brujas, sistemas de gobierno y la velocidad de vuelo de una golondrina africana. Esa Britania medieval ridículamente anacrónica, llena de humor absurdo, episodios sueltos y caballeros que no hablan como caballeros.
Sí, podríamos hablar de Monty Python and the Holy Grail ... pero no.

Somos más serios. Más solemnes. Más épicos.
Así que hoy hablamos de Excalibur (1981) de John Boorman: armaduras brillantes, pasiones oscuras, y una espada que define el destino de los hombres.

Escucha obligatoria.