Considerada la casa con mayor carga paranormal del mundo, la residencia de la familia Goodin se convirtió en un auténtico circo mediático, con centenares de personas delante de la casa a diario y varias decenas de personas acampadas, para observar desde las ventanas la fenomenología que se daba. El matrimonio Warren acudió a la vivienda y se sintió abrumado por la cantidad de espíritus que la habitaban.