Cuando Jesús estableció la Santa Cena, Comunión o Eucaristía, al partir el pan y elevar la copa, estaba dando gracias a Dios por todo lo que ha dispuesto para la humanidad; en Jesús, todos nosotros estábamos dando gracias a Dios por todo. Así que cada vez que tomamos los símbolos estamos con Cristo dando gracias al Padre.