Se nos va de ojo que la velocidad que la comunicación digital impone al orden social, genera el efecto contrario al de aparente diversidad de los hechos de los que nos informan.

Aparente, porque esa velocidad mundializa los afectos, sincroniza las emociones en cualquier lugar del planeta; dando lugar a un nuevo modelo de control político que, ya en 2010, vaticino el filósofo Paul Virilio cuando dijo que: “en este instante cada uno y desde cualquier lugar, puede sentir el mismo temor, la misma inquietud por el futuro o experimentar el mismo pánico”.

Vivimos así en una falsa apariencia de diversidad en la que el medio ya no es solo el mensaje, como dijo McLuhan; sino que el medio es la velocidad, como dice Virilio. Velocidad que uniformiza, de manera silente y desapercibida, las emociones y los sentimientos estandarizando el pensamiento en esta segunda fase, como ya hizo en la primera la comunicación digital estandarizando las opiniones. Vamos así a un nuevo modelo de orden global mediatizado, en el que cada vez habrá menos espacio para el pensamiento crítico, que se diluye, si no hacemos un mayor esfuerzo para mantenerlo vivo. ¡Que no se te vaya de ojo!