Un loco, hace diez años, lucía aquel disfraz,

soñaba con un libro que pronto acabará.

Tal vez si el loco escribe cien páginas demás,

la muerte, enamorada, sus labios besará.

Joan Rosero

La danza, que esquiva mi pena disuelta,

decora su espacio; cobarde amargura...

Encajo en sus manos una media vuelta,

dancemos sin ritmo, sin buenaventura.

Joan Rosero

Ahora que existo en su frágil sonrisa,

la brisa sombría combina lo inerte.

Por eso te pido, aunque lleves prisa, 

me pintes, Acuario, con lirios de muerte...

Joan Rosero

Sintoniza tu piel con mi existencia,

decoremos agónicos la estrella,

al compás de lo ausente, mi doncella,

seamos uno en el mar de la inconsciencia.

Joan Rosero

Se esconde en las ruinas de un viejo letargo

la noche que alarga mi triste agonía.

Es hora de un trago profundo y amargo,

me sirvo una copa de melancolía.

Joan Rosero

Ahora comprendo el lienzo de aquello

que cubre las olas de escarcha y misterio.

Si rezo al amor, descubro su cuello…

Si encuentro sus ojos, deambulo en lo etéreo.

Joan Rosero

Son pétalos muertos en el firmamento

los rezos que evocan el frágil latido.

Se alumbran sus ojos —fugaz complemento—.

Me alejo tristeza, la noche ha caído.

Joan Rosero

Y al fin el arte rasga el carbón de mi cuaderno,

dejando entre sus hojas la frágil escarlata...

Espero que me olvide en su afán de ser moderno,

pues fluye la morfina que, enferma, se delata.

Joan Rosero

La belleza latente en sus labios de cera 

—caricia fugaz de su enferma ternura—

es la pálida voz de la musa que espera

los grises destellos de infame dulzura.

Joan Rosero