Tras tres discos y más de una década sintiéndose una rara
avis en los territorios del pop alternativo, de la electrónica latinoamericana
y de la música fusión, Famasloop han decidido definirse a sí mismos, ya que
desde fuera es muy difícil hacerlo. Denominan a su música “Cucú Pop”: demasiado
rara para ser pop, demasiado pop para ser rara.
Y por ahí van los tiros de uno de los proyectos más
estimulantes y eléctricos del circuito venezolano en lo que llevamos de siglo. Y
si ya lo habían demostrado con sus anteriores álbumes, que les han valido
cuatro nominaciones al Grammy Latino, con “Lo más seguro es que quién sabe”
basculan una delgada línea entre la electrónica más ácida, el mambo más impulsivo
y las derivas alternativas de la diáspora latinoamericana y la diáspora indie,
por qué no.
Todo eso converge en un repertorio que, por momentos,
impone un diálogo entre Rita Indiana y Nine Inch Nails (“Resistencia”), entre
Bomba Estéreo y los Café Tacvba del “Re” (“Nadie”), entre el groove de
Khruangbin y el electro sensible de Hot Chip (“Caníbal”), entre la
deconstrucción del reggaetón por la vía del afro-western (“Dengue”), entre el
tribalismo de Safri Duo y Swedish Mafia (“Goxcila”) o entre el electro-pop de
Icona Pop y el electro-alterlatino (“Balcón”).
Un proyecto en donde las derivas del baile indie que
se impuso en las discotecas occidentales de flequillo y gafas de sol por la
noche hace aproximadamente una década, se lleva a un estado mental en el que
los ritmos latinoamericanos comienzan a sonar como nuevos palos de la
electrónica de baile.
Alan Queipo