Palabra de Dios: “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.” Marcos 11:25-26

“Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” Lucas 6:36-38

“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” Lucas 6:9-12

Perlas:¿Qué pasa si sencillamente digo: “Es que NO PUEDO PERDONAR?” Ya te comparto a continuación:

-El odio, la ira, el resentimiento que se quedan dentro de aquel que elige no perdonar, es como un ácido que consume el alma.  

-El que no perdona a su enemigo, queda preso/esclavo de su enemigo.  

-El que se rehúsa a perdonar a su enemigo, se rehúsa a darle misericordia, le está diciendo a Dios que no tenga misericordia de él/ella y que no lo perdone.  

-Aquel que escoge no perdonar y no dar misericordia, esto es exactamente lo que va a cosechar. Este es un buen momento para que recordemos que nosotros también hemos hecho daño y estamos tan necesitamos de la misericordia y el perdón de Dios, tanto como nuestros enemigos. ¿Cómo quisieras ser tratado cuando eres tú el que se equivoca, el que ha pecado y dañado a otro? Todos allí quisiéramos ser tratados con gracia, quisiéramos ser tratados con misericordia y quisiéramos que nos perdonaran. Entonces, recuerda lo que dice la Palabra: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.” Mateo 7:12

-Otra consecuencia terrible de no perdonar es que activamos la ley de los juicios, y seremos juzgados. El que no perdona, juzga, y el que juzga será juzgado con la misma severidad y en la misma medida. Es decir, que el que no perdona se termina convirtiendo en una versión de su enemigo. El perdón  libera nuestro corazón de caer en el lugar donde cayó el corazón de nuestro enemigo.

Oración: Señor, hoy vengo delante de Ti a pedirte perdón por haber retenido el perdón a tantas personas por tanto tiempo. Caí en el error de creer que al no perdonarlas estaba haciendo justicia, pero en realidad me estaba destruyendo yo mismo. Perdóname Padre. He recibido tanto perdón y tanta misericordia y tanta gracia…hoy tomo de todo esto que Tú me has dado y se lo entrego a aquellos que me han hecho daño. Uno por uno, herida por herida, los perdono Padre. Renuncio a ser juez sobre la vida de ellos. Los perdono. Los libero y te los entrego a Ti. Oro por misericordia sobre sus vidas. Oro por la bendición más grande que se llama arrepentimiento y sanidad. Restáuralos Padre. Revélate a sus vida y haz con ellos lo que solo Tú puedes hacer. Renuncio también a la expectativa de que cambien o se restauren o que se restaure nuestra relación. Entrego a cada uno de ellos en Tus manos y a Tu juicio, y rindo también todas mis expectativas. Perdono porque Tú me has perdonado y la naturaleza perdonadora de Cristo habita en mí.

Reto del día: Toma tu listado de enemigos. Haz esta oración que acabamos de hacer con nombre propio, uno por uno. Y comienza a respirar y a disfrutar la libertad y la sanidad que solo existe en el llegar a perdonar, a bendecir y a amar a tus enemigos.