Palabra de Dios: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” Romanos 5:10

Perlas: Todos estábamos en esta categoría de “enemigos”, y estando en esa condición Dios nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, con el fin de abrir el camino para reconciliarnos con Él. Fuimos amados siendo enemigos. El amor de Dios fue lo que nos alcanzó. Su amor fue más poderoso que la maldad que gobernaba nuestras vidas. Ese mismo amor de Dios en nosotros puede alcanzar a aquellos que consideramos “ casos terribles o imposibles”.  

Recuerda que el amor es la fuerza más poderosa que existe en toda la creación, en todo el universo. Dios es amor. Dios no nos conquistó rechazándonos ni juzgándonos, Él nos conquistó al entregarnos un perdón y amor que no merecíamos. Piensa en esto…y nunca olvides esto que te voy a compartir que es una verdad que aprendimos en nuestro proceso de restauración y que hoy en día enseñamos en nuestra clases como parte del programa de restauración de nuestra iglesia: “Nunca una persona sintiéndose rechazada va a cambiar. Antes del cambio viene la aceptación. Y aceptación no es lo mismo que aprobación.”

Wow…piensa en esto y procésalo despacio. Es decir, tú puedes no aprobar (no esta de acuerdo) con el comportamiento de una persona, pero estás llamado por Dios a seguir amando a esa persona y a aceptar (nunca rechazar) a la persona como tal, no su comportamiento.  Esto es lo que hizo Dios contigo y conmigo, y eso nos conquistó, eso nos hizo que algún día nos rindiéramos, eso nos cambió la vida para siempre…y nos sigue cambiando y transformando día a día. Ese es el poder del amor, del perdón y de la aceptación.

Podemos concluir entonces que la instrucción de amar a nuestro enemigos, no solo nos libera y sana a nosotros, sino que muy posiblemente, en el tiempo de Dios, ese amor y ese perdón los alcanzará y sanará a ellos también. 

Perdonar, bendecir y amar a nuestros enemigos no quiere decir que vamos a confiar en ellos inmediatamente. Eso sería un error de grandes proporciones y de consecuencias letales. Perdonar y confiar son dos cosas diferentes. El perdón es un mandato de Dios, es un regalo que recibimos y que debemos entregar. Perdón y confianza no son lo mismo.  El perdón es un regalo que se recibe y se da por gracia.  En cambio, la confianza se gana a través de años de fidelidad y obediencia.  La confianza no es un regalo de amor, es algo que debe reconstruir aquel que la destruyó. Y nos toca orar y pedir a Dios mucha sabiduría y discernimiento para saber cuándo es tiempo de volver a confiar en una persona y hasta dónde.

Una vez escuché una historia que compartió John Piper acerca de una madre que a través de las cámaras vio a la niñera abusando a su niño. La mujer terminó en la cárcel. La madre con la ayuda de Dios pudo perdonar lo imperdonable. La mujer abusadora se arrepintió y pidió perdón, y recibió el perdón de la madre del niño. Al cabo del tiempo, salió de la cárcel y llamó para ver si podía recuperar su trabajo…por supuesto la respuesta fue NO. 

Este ejemplo ayuda mucho a entender la diferencia entre perdón y confianza, porque es demasiado importante que todos lo entendamos y lo vivamos de esta manera. Tengo que perdonar a todos mis enemigos, pero NO estoy obligado a confiar en ellos. La confianza tendrán que reconstruirla ellos y eso puede tomar años…y solo Dios podrá confirmar si el cambio de una persona es genuino.

Oración: Padre, ayúdame a seguir perdonando, bendiciendo y amando a mis enemigos, con el perdón y el amor que Tú me das cada día. Te suplico Señor que me des una nueva medida de discernimiento y sabiduría. Creo que muchas veces he vuelto a confiar en personas no confiables, en personas que yo he perdonado, pero que ellas realmente no se han arrepentido, y por tanto siguen siendo las mismas personas.