Pablo establece una contraposición entre Adán, quien se negó a la propuesta de Dios, y Jesús, el nuevo Adán, quien ofreció su vida para obtener el perdón y la reconciliación con el Padre, dándonos una perspectiva de eternidad. El evangelio nos insta a estar alertas y vigilantes en nuestra vida diaria para poder reconocer al Señor Jesús, quien se acerca a nosotros y se pone a nuestro servicio sin que nos demos cuenta de su gracia transformadora y comprometedora. ¡Maestro, ayúdanos a valorar nuestra fe en ti!