Al estudiar la fiesta de las primicias, encontramos que se trata de una celebración que antecede incluso a la ley de Moisés. Se trata de un sacrificio presentado al Señor desde las primeras generaciones de la Tierra. La ofrenda que presentaron tanto Caín como Abel nos deja una clara enseñanza: ¿Le estamos ofreciendo al Señor simplemente de lo que tenemos, o lo primero y lo mejor de lo que tenemos? ¿Le ofrecemos de nuestros recursos, de nuestro tiempo y habilidades?.

La fiesta de la cosecha es para dar; para dar lo primero y lo mejor a Nuestro Dios.

Toda la Palabra apunta a Jesucristo; los momentos clave de su vida en la tierra "coincidieron" con las fiestas solemnes establecidas por el Señor. El cumplimiento de la fiesta de las primicias en Cristo Jesús marca el inicio de la resurrección, las primicias de la resurrección después de que Cristo pagó por nuestros pecados.

La fiesta que nos ocupa en este episodio, a diferencia de otras fiestas bíblicas como Pascua o Tabernáculos, es poco conocida aún entre los creyentes cristianos. La Palabra de Dios la llama "fiesta de las primicias" o "fiesta de la ciega", entre otras formas. Es una celebración que da cuenta del cumplimiento de las promesas de Dios, y de la gratitud que el pueblo de Israel mostró hacia la provisión del Señor.

Jesucristo enseñó de manera práctica sobre el día de reposo. El vino a revolucionar la comprensión sobre el verdadero significado del día de reposo como un día de amor y de trabajo. De amor hacia los demás y de trabajo para el Señor.

La mayoría de los creyentes cristianos hemos escuchado hablar acerca del "día de reposo". No obstante, pocas veces reflexionamos acerca del sentido de reposo al que se refiere la Palabra de Dios. Cuando Nuestro Dios reposó al séptimo día de la creación, ciertamente no se refería a un descanso por fatiga-- siendo Él Omnipotente-- sino que separó un tiempo específico para contemplar la obra creada de acuerdo a Su Voluntad; el reposo es entonces, no solo un tiempo de descanso, sino de contemplación, y también un acto de amor.

¿Qué relevancia tiene para los creyentes cristianos la fiesta de los panes sin levadura? Jesucristo siempre condenó la maldad interior, en la intimidad del corazón. Esta fiesta nos invita a despojarnos de la levadura desde la raíz, esto es, la malicia que a veces reside en nuestro interior.

La fiesta de los panes sin levadura, como todas las demás, tiene su cumplimiento en Cristo Jesús. El pan sin fermento, es un pan en estado puro. Cristo se declaró a si mismo "el pan de vida", puro y libre de pecado, en otras palabras, un pan sin levadura.

En el episodio de hoy hablaremos sobre el origen histórico de la fiesta de Panes sin levadura, la cual se constituye como un fiel recordatorio de varios eventos importantes en la vida del pueblo de Israel: es memorial de su liberación de Egipto, de su peregrinaje por el desierto, pero también de su arribo a la tierra prometida.

El relato bíblico nos confirma, en distintas etapas de la historia, que Dios siempre está presente como el Invitado Secreto, el protagonista de las fiestas, presente en Su plenitud para tener comunión con nosotros.

En la Palabra de Dios podemos encontrar diversos eventos, en los que el Señor se manifestó a la humanidad en el momento preciso. Él estuvo ahí desde el principio, de forma velada y discreta, para después reverlarse de forma contundente y gloriosa en el tiempo indicado, conforme a Su propósito.