En términos generales, la personalidad comercial se refiere a la capacidad de un individuo para persuadir a otros a comprar un producto o servicio. Esta habilidad se basa en una combinación de características personales, como la confianza en sí mismo, la empatía, la paciencia, la perseverancia y la capacidad de escuchar y entender las necesidades del cliente.
Las características principales de un vendedor incluyen ser persuasivo, tener habilidades de comunicación efectiva, ser un buen negociador, tener una actitud positiva y enfocada en objetivos, ser capaz de trabajar bajo presión y tener un conocimiento profundo del producto o servicio que se está vendiendo.