La presencia de Dios no es solo un concepto, es una realidad viva que transforma. Es el lugar donde nuestras cargas se hacen livianas, donde el corazón se alinea con Su voluntad, y donde lo imposible se vuelve posible. Estar en Su presencia es estar en paz, es ser lleno de gozo, dirección y poder. Cuando Dios está presente, todo cambia, porque Él no solo visita… Él habita con los que le buscan de verdad.