Los Principios de La Palma establecen el derecho al cielo estrellado como un principio fundamental para la humanidad, abordando la creciente amenaza de la contaminación lumínica. Esta declaración, surgida en 2007, postula que la oscuridad natural y el firmamento limpio son un derecho inalienable, equiparable al acceso al aire o agua puros, debido a su impacto en la salud, la cultura, la biodiversidad y la identidad colectiva. El documento estructura su argumento en torno a diez principios clave que definen la degradación del cielo como un riesgo ambiental global y un ataque al patrimonio cultural y natural de la humanidad. Su propósito central es promover la iluminación inteligente y proteger espacios clave, como los observatorios y las reservas Starlight, subrayando que la defensa de la noche es esencial para la sostenibilidad ambiental, la educación científica y el mantenimiento de los ritmos ecológicos vitales.