¿Y si el nuevo Tito Puente es italiano? Gabriele Poso es
uno de los nombres fundamentales para entender las derivas de la percusión
afrolatina; y mucho tiene que ver que su mirada tiene esa bifurcación
de base: nacido en Lecce pero formado desde finales del siglo XX tanto en
prestigiosas escuelas de música y percusión de la capital italiana como de
Puerto Rico o Cuba, su idiosincrasia sonora transmite una genética mixta entre aires
mediterráneos y una suerte de afrobeat encendido que parece tocado por un habanero.
Lo lleva demostrando en los sucesivos discos que ha ido
publicando en prestigiosos sellos orientados a las músicas latinoamericanas y
del mundo como Yoruba Records o Soundway Records, y es ahora con “Tamburo
Infinito”, publicado por el neoyorquino Wonderwheel Recordings, que consigue su
mayor cohesión sonora: un repertorio en donde la percusión arocaribeña colinda
con atmósferas baleáricas, una arquitectura electrónica y ciertos aires de un
mestizaje mediterráneo que distancia sus canciones de esa mirada salvaje y
ritual de las percusiones tradicionales centroamericanas.
Hay momentos en donde incluso la referencia a músicas
como el highlife o la new wave (como en “Party People”, que bien podría ser una
colaboración de Fela Kuti con Talking Heads o Happy Mondays), el tech-house (“Tamburo
Infinito”) o el downtempo tribal (“Vodoo Therapy”); pero lo que realmente
define el sonido del nuevo álbum de Gabriele Poso es esa mirada tribalista
mestiza, como si Zucchero y Ray Barretto tuviesen más en común de lo que imaginábamos.
Alan Queipo.