La ley no puede justificar, sino que trae maldición sobre todos los que intentan ser
aceptados delante de Dios según sus propios términos.
Pablo podría leer Deuteronomio 27:26 para mostrar que cualquiera que no se adhiera
perfectamente a las exigencias de la ley encontrará la maldición de la ley por sus esfuerzos.
El argumento es claro:
“Los pecadores no obedecen todo lo que está escrito en el libro de la ley porque son
incapaces de hacerlo.”