Nos estamos acercando al final de la carta de Pablo. En su mayor parte, Pablo ha estado
poniendo los cimientos fuertes para la iglesia, sin los cuales la estructura estaría torcida e
inestable.
El capítulo anterior concluimos con una exhortación: “No nos hagamos vanagloriosos,
provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros. V26”, Pablo ahora nos muestra, en
los siguientes versículos, cómo debe ser la actitud en la comunidad cristiana.
Cuando un hermano cristiano cae en pecado, los “que viven por el Espíritu” deben restaurarlo
con mansedumbre, teniendo cuidado de no caer ellos mismos en la tentación.
Pablo ahora da un ejemplo más concreto de lo que significa “cumplir la ley” y lo que significa
vivir en el Espíritu mientras interactuamos en la comunidad de creyentes.