El Deuteronomio nos presenta el mandamiento más importante y nos recuerda que todo don o beneficio recibido proviene de Dios. Solo así seremos humildes y serviciales. El evangelio de hoy nuevamente nos interpela a ser cristianos que experimentan el amor y misericordia de Dios en sus vidas y saben que solo de Él viene toda fuerza, gracia y poder que nos restauran y salvan ya en nuestro hoy. ¡Señor, ten paciencia con tus siervos y muéstranos tu misericordia!