Esther Lidia Rodríguez Castro es maestra de corazón, de esas que saben cómo transmitir serenidad sin importar la dificultad del momento, ofrecer consejos ante dudas, multiplicar alegrías y disminuir tristezas.
Más de tres décadas en la profesión, avalan una vida dedicada a la enseñanza de valores, conocimientos y sobre todo, mucho amor. Y es que, ni siquiera sus problemas de salud han podido separarla de sus pequeños.
“Hace dos años y medio que me realizo tratamiento de hemodiálisis y aún sigo trabajando, voy a los municipios y sigo aportando a la Educación cubana, porque esa es mi vida”, comenta emocionada.