Cigar, eminencias del skate-punk más desaparecidos que el Sr. Hurtado, volvieron con The Visitor bajo Fat Wreck Chords. Desde los 90, su mezcla de velocidad, melodía y olor a sudor de skatepark demuestra que el punk no envejece: solo se toma un break de veinte años para afinar las cuerdas y los huesos.