Howard Schultz era el mayor de tres hermanos de una familia de clase media baja.
Starbucks había nacido en 1971 en el histórico mercado de Pike Place en Seattle, Washington, como una pequeña tienda de venta de cafés de importación, un negocio difícil en un país poco acostumbrado al consumo de este producto. El nombre, que deriva de la novela Mobby Dick de Herman Melville, evocaba el aspecto romántico del mar y la tradición marinera.
En 1982 Howard Schultz se incorporó al negocio como director de marketing, y ese mismo año, durante un viaje a Italia, descubrió los famosos expresso y, sobre todo, el entramado cultural que, con varios siglos de historia, rodeaba el consumo del café en el Viejo Continente. Su idea fue reproducirlo en Estados Unidos. “Mi conclusión fue que no solamente serviríamos cafés, sino que crearíamos un ambiente en el que la intimidad de la relación con el espacio y la experiencia del café pudiera cobrar vida”, afirmaría en su autobiografía. Pero no lo tuvo fácil, y su intento no convenció a sus superiores. Finalmente, en 1987 convenció a varios inversores para comprar la compañía por 3,8 millones de dólares.
Transformando radicalmente la tienda de Seattle, Schultz sentó entonces las bases de lo que muy pronto se convertiría en todo un imperio. Por un lado, incorporó una serie de productos más al gusto de la tradición europea (capuchinos, mocas, lattes, macchiatos) y, por otro, apostó por dotar al local de una identidad propia. Así, pensó y diseñó un interior que cautivara al público por su proximidad y su sensación de “segundo hogar”. La decoración, el mobiliario, el color, incluso la música, tenían la función de hacer de una simple cafetería un lugar en que la gente se sintiera como en casa. El éxito del modelo creado por Schultz no se hizo esperar.
En 2007 Starbucks era uno de los principales proveedores y tostadores de café del mundo, ofrecía cafés de América Latina, África y Asia-Pacífico, contaba con más de 10.000 establecimientos alrededor del globo (América del Norte, Latinoamérica, Europa, Oriente Medio, Asía y Pacífico) y tenía más de 140.000 empleados en nómina. Su facturación superaba los 9.400 millones de dólares. En 2008 el logotipo de Starbucks tenía previsto extenderse a nuevos mercados: Argentina, Bulgaria, Colombia, Hungría, India, Marruecos, Polonia, Portugal, Serbia y Sudáfrica.