Las políticas de Donald Trump están causando –y pueden causar aún mucha más– fragilidad y daño al orden global, desde el comercio mundial, a la globalización financiera, y al orden político mundial. Pero primero de todo, Trump no es simplemente una causa de fragilidad sino también es un síntoma de problemas profundos, y no solo americanos. Durante los últimos años ha habido un incremento de partidos radicales antisistema, incluidos movimientos populistas, muchos próximos a la extrema derecha. Trump en EEUU, el Brexit en el Reino Unido, y también un incremento de partidos de, o cercanos a, la extrema derecha, como, por ejemplo, Marine Le Pen en las elecciones presidenciales de Francia, Alternativa por Alemania (AfD) en Alemania, el Partido de la Libertad en Austria, Amanecer Dorado en Grecia, Jobbik en Hungría, Ley y Justicia en Polonia, y más recientemente los Demócratas Suecos.