Abu Bakr al Baghdadi, abatido anoche en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses, ha sido el terrorista más buscado del mundo desde la muerte de Osama bin Laden y una figura siniestra capaz de proclamar un sangriento califato con el que exportar su guerra santa por todo el mundo.
Despiadado y huidizo, el caudillo del grupo terrorista Estado Islámico (EI), de 48 años en el momento de su muerte, amparó el asesinato de miles de civiles por motivos religiosos y, mediante durísimos castigos, impuso en sus dominios un régimen teocrático con usos y costumbres medievales inspirados en los albores del islam.