Hoy nos adentramos en el mundo de las gentes sin civilizar. Y no nos referimos a esos que aparcan en las plazas de minusválidos, sino a gente más bruta, más rústica, más sin duchar, de esos que se comunican con gruñidos o con infinitivos y a la que te descuidas te clavan su lanza en la espalda.
Acompañadnos hoy al corazón de lo salvaje, al corazón de selvas, desiertos y praderas donde pulula esta gente que no tiene ni teléfono móvil, pero que son protanistas de mil apasionantes y exóticas aventuras.
Sr. Lobo, Miriam y Katxan