"La
primera vez que los vi en directo sentí como si el rock and roll lo hubieran
inventado unos aceituneros de Jaén". La frase es de Mark Kitcatt, fundador
de Everlasting Records, el hogar discográfico de Guadalupe Plata desde hace más
de una década. Y resume bien la esencia de este proyecto cuyo viaje es hacia
las entrañas del blues más salvaje, en busca del origen indómito y proscrito
del rock and roll.
En todo
este tiempo su receta, ajena a tendencias, no ha cambiado ni una línea. Su
nuevo trabajo supura el olor de las viejas grabaciones de Screamin' Jay Hawkins
y Little Richard. Tras varios años de espera, su esperado regreso es un
álbum grabado en Úbeda con el que retoman su formato seminal de dúo con Perico
de Dios -letrista, cantante y guitarra- junto al batería Carlos Jimena y
regresan a la pura raíz. Con la ayuda del productor Raúl Pérez, según explican,
fueron añadiendo detalles como “saxos oscuros y teclados de 8 bits”.
Igual que
sucede con himnos ya clásicos de la banda como ‘Milana’, ‘Calle 24’, ‘Qué he
sacado con quererte (aka Violeta Parra)’ o ‘Corralera del veneno’, aquí hay un
buen puñado de singles entre los que destacan ‘La cigüeña’, ‘En mi tumba’ y ‘El
cóndor pasa’ ideales para bailar a la luz de la luna en un cementerio del
Delta norteamericano mientras buscas lápidas de héroes caídos del rock and
roll.¡Cómo es posible mejorar esa sensación!
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Guadalupe Plata es uno de los proyectos musicales seleccionados desde España
para el Observatorio Transoceánico 2023 impulsado por la Fundación Gladys
Palmera con el apoyo del Ministerio de Cultura y Deporte y aliados como Indie
Rocks! y Last Tour.
José Fajardo