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De diversas maneras todos nos enamoramos algún día por primera vez; todos experimentamos ese sentimiento único que de la noche a la mañana transforma nuestra existencia. Ese amor, cuya intensidad, nos hizo pensar que nunca más podríamos vivir separados de la persona amada. La actitud del primer amor, es la actitud de la comunión íntima, de los encuentros que nos hacen conocernos más profundamente. No obstante, con el pasar de los días se establece la cotidianidad con sus responsabilidades. Entonces, el fervor, la pasión y la entrega de los primeros tiempos va menguando y la llama se va apagando. Esto es, precisamente, lo que nuestro Señor Jesucristo reprochó en su mensaje a la iglesia de Éfeso.
By Rosalía Moros de Borregales5
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De diversas maneras todos nos enamoramos algún día por primera vez; todos experimentamos ese sentimiento único que de la noche a la mañana transforma nuestra existencia. Ese amor, cuya intensidad, nos hizo pensar que nunca más podríamos vivir separados de la persona amada. La actitud del primer amor, es la actitud de la comunión íntima, de los encuentros que nos hacen conocernos más profundamente. No obstante, con el pasar de los días se establece la cotidianidad con sus responsabilidades. Entonces, el fervor, la pasión y la entrega de los primeros tiempos va menguando y la llama se va apagando. Esto es, precisamente, lo que nuestro Señor Jesucristo reprochó en su mensaje a la iglesia de Éfeso.