Hay desde hace tiempo un necesario
(re)descubrimiento de la música del Pacífico colombiano
gracias al papel de festivales como el Petronio Álvarez en Cali y sellos
discográficos
como Discos Pacífico. La riqueza de este litoral, una de las
regiones más hermosas y olvidadas de Colombia, va más allá de etiquetas: es
imposible hablar de una cultura ancestral como si fuera un todo unitario e
idéntico. Lo interesante es
que es una música viva que no para de mutar y cruzarse con otros
ritmos sin olvidar la herencia de la tradición.
Herencia de Timbiquí simboliza bien esa
idea, a la que rinde homenaje en este disco, un canto de amor a su tierra, a su
cultura y a sus iconos. Su obra, en realidad, lleva desde
hace más de una década plasmando las vivencias cotidianas del Pacífico, su
exuberante diversidad, los sonidos de la naturaleza, el espíritu de la
comunidad, la sabiduría de los ancestros y las reivindicaciones de un pueblo
orgulloso para el que la música es una herramienta de luchar por el cambio.
El secreto de su éxito (junto a
ChocQuibTown, quizá sea la banda del Pacífico más popular fuera de la región)
es su pericia al cruzar los ritmos de la marimba y los tambores (símbolo de
esta cultura afro) junto a las sonoridades de la salsa y hasta el pop y el rock.
Estas canciones mezclan a la perfección esa mirada abierta y desprejuiciada con
su conocimiento de los ritmos tradicionales y de paso rinden tributo a
figuras más veteranas como Zully Murillo.
José Fajardo.