Tras el retraso de las tropas franquistas por la liberación del Alcázar de Toledo, el ejército sublevado se vió obligado a desistir de la ocupación de Madrid, sobre todo después de las victorias republicanas en las batallas del Jarama y Guadalajara. Ante la imposibilidad de tomar la capital, los nacionales dirigieron sus esfuerzos hacia el norte, donde existían las infraestructuras industriales y mineras necesarias para la logística de la empresa bélica. Posteriormente, en una nueva fase de la guerra, el gobierno republicano de Negrín llevo a a cabo una ofensiva en Teruel. Ante el fracaso de la ofensiva Franco desplegó un ataque para alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana. Ante esta situación el gobierno republicano empezó a ver todo perdido con lo que decidió lanzar una ofensiva en el Valle del Ebro, como último recurso, con el fin de retrasar el final de la guerra con la esperanza de solaparlo con el conflicto bélico que se iba desarrollando en Europa. La batalla del Ebro agotó definitivamente al bando republicano. Los franquistas iniciarán la ofensiva final sobre Cataluña y posteriormente entrarán en Madrid prácticamente sin oposición. Lo que marcará el final de la guerra a favor de los franquistas.
Bibliografía:
- ESLAVA GALÁN, Juan, UNA HISTORIA DE LA GUERRA CIVIL QUE NO VA A GUSTAR A NADIE, Editorial Planeta
- ESPARZA, Jose Javier, TE VOY A CONTAR TU HISTORIA, La Esfera de los libros 2023.