Anunciar la Buena Noticia implica confiar en quien me ha enviado. La ganancia es llegar a la meta desde la gratuidad, anunciando su misericordia y el perdón. No podemos anunciar el Evangelio manipulando a los otros a recibirlo por miedo a la condenación, juzgando y marginando. ¡Señor, que nunca ataquemos al prójimo ni usemos la venganza donde se despliegan nuestros celos, envidias, rencores y resentimientos!