Mardonio el bombillo ha pasado el invierno acuartelado en Grecia comiendo pastelitos de miel y preparando al ejercito persa para aniquilar a los griegos.
Su estrategia inicial se basa en la diplomacia, y manda emisarios a Atenas para ofrecerle jugosas condiciones si se pasan del lado persa. Los atenienses se ríen de los emisarios y piden acto seguido a Esparta que mande al ejercito del Peloponeso a Ática.
Para variar, los espartanos están de romería... aun así, no sin una dura negociación, la alianza griega consigue enviar un ejercito a hacer frente a Mardonio en la llanura de Tebas. Ambos bandos se preparan para la última batalla que determinará la suerte de la invasión persa en Platea.
A Mardonio no le queda otra opción que aferrarse a un oráculo que vaticina que los persas que vencerán a los griegos siempre y cuando no saqueen Delfos....