Annabelle es una de las figuras más aterradoras de la historia paranormal, conocida por los perturbadores eventos que rodearon su posesión y por ser uno de los casos más famosos investigados por los renombrados demonólogos Ed y Lorraine Warren. Todo comenzó en 1970, cuando Donna, una joven enfermera, recibió una muñeca Raggedy Ann como regalo de cumpleaños. Lo que parecía un juguete inofensivo pronto se convirtió en el epicentro de una serie de fenómenos inexplicables.
La muñeca comenzaba a moverse sola, cambiando de posición y apareciendo en distintas habitaciones. Además, Donna y su compañera de cuarto, Angie, encontraron notas extrañas en su apartamento, supuestamente escritas por la muñeca. Al no poder explicar lo que sucedía, consultaron a una médium, quien les dijo que el espíritu de una niña llamada Annabelle Higgins residía en la muñeca. Creyendo en la inocencia del espíritu, permitieron que Annabelle permaneciera.
Sin embargo, los eventos tomaron un giro oscuro cuando Lou, el novio de Angie, fue atacado misteriosamente por la entidad. Marcado por rasguños inexplicables, Lou fue una de las primeras víctimas directas de la muñeca. Alarmadas, las jóvenes buscaron la ayuda de los Warren, quienes descubrieron que no era un espíritu de niña, sino una entidad demoníaca usando la muñeca como conducto.
Después de intentar contener la energía oscura, los Warren se llevaron a Annabelle a su Museo del Ocultismo, donde permanece encerrada en una vitrina especialmente diseñada para evitar que cause más daño. Aunque está bajo llave, la advertencia que acompaña a la muñeca sigue siendo clara: “No abrir”. A lo largo de los años, Annabelle ha sido el centro de historias de terror, sirviendo como un recordatorio de que lo inexplicable a veces puede acechar en los objetos más inofensivos.