Cuando Kike Maillo montó el documental de "Oswald, el falsificador" tuvo que sacrificar tanto material que ahora, al sacar la miniserie siente cierta justicia poética. Al principio, como cualquiera dudaba de la palabra de Oswald y sus mil aventuras, hoy ya no duda nada, le agarra de la mano y se deja llevar por un cerebro imparable. Del cerebro nos ha hablado Killian Avellaneda. Un entramado de conexiones eléctricas qué él estudia con imanes y electricidad. Las connotaciones históricas de la electricidad en psiquiatría dan un poco de calambre, pero el tiempo ha pasado y los neurólogos han ido afinando sus instrumentos y el conocimiento del cerebro. Aún queda mucho, también es verdad.