Al final del túnel resulta que hay otro túnel. La lucidez de Punsetes es nuestra kriptonita, capaz de hacer tambalear nuestra fe en que Hoy Empieza Todo y convencernos de que nada termina de acabar. Su disco nuevo es el enésimo puñetazo en nuestra realidad virtual, mentirosa, adornada de falsos brillos. Ariadna ha venido a poner los puntos sobre las íes y a poner bastantes puntos y aparte. Anna Freixas por su parte ha entrado como un vendaval de vitalidad para que, tras esa realidad distorsionada, encontremos una en que los viejos existen, viven, sueñan y a menudo follan más que nosotros. "Yo, vieja" es su manifiesto punki en que reivindica su edad y sobre todo su aportación vital a una sociedad sostenida por personas mayores.