La Anarquía como forma de realismo quedó
materializada en la obra de Feliza Bursztyn. Nacida en Bogotá en 1933, en el seno de una familia judío-polaca, se dedicó a la escultura desligándose de los
materiales tradicionales para desarrollar una obra que se instaló en el escándalo y en la exclusión. Su interés por introducir y convertir la chatarra y los materiales industriales y de desecho en personajes centrales de su oficio, configuró una propuesta experiencial del espectador frente a su obra; pues los propios materiales atravesaban sensibilidades y relaciones significaciones de los desechos del ferrocarril o de las nacientes empresas ubicadas en las zonas periféricas de la ciudad.